Reinaba en Israel Acab, un hombre de débil voluntad que se dejaba dominar por su esposa Jezabel, que
                    era pagana y extranjera y deseaba imponer entre el pueblo la religión de
                    los falsos dioses. Esta mujer perversa hizo asesinar a los profetas y sacerdotes del Dios verdadero,
                    de los cuales solamente se salvaron de la muerte unos cien a quienes escondió
                    en cavernas Abdias, el mayordomo del rey, y los alimentó durante la época de máximo peligro. Elías
                    se libró de la muerte huyendo a su tierra natal, al otro lado del Jordán, y yéndose
                    después a una ciudad fenicia, llamada Sarepta. 
                    Pero cuando parecía que ya Jezabel iba a lograr destruir por completo la verdadera religión en
                    Israel, entra en escena el gran campeón del a religiosidad, Elías, y empieza el combate
                    total entre las fuerzas del bien y las del mal. 
                    Elías aparece de repetne en pleno reinado de Acab, para anunciar, que como un castigo por haber
                    abandonado la verdadera religión, vendrá sobre la nación un verano de tres
                    años seguidos. Y en efecto deja de llover durante 36 meses y el hambre y la sed hacen estragos.
                    Por orden de Dios, Elías se retira a vivir a una cueva junto a una fuente de agua. Allá los cuervos
                    le llevan pan por la mañana y carne por la tarde, El profeta viste pobremente:
                    una tosca piel de camello y una correa (así vestirá más tarde Juan Bautista). Cuando la fuente de
                    agua se secó, Dios le ordenó que se fuera a vivir a una ciudad extranjera, llamada
                    Sarepta. 
                    Al llegar a Sarepta se encuentra con una viuda que está recogiendo leña para cocinar. Él le dice:
                    "por favor: tráigame un poco de agua y un pan". Ella le respondió: No tengo
                    sino un poquitito de harina y una migaja de aceite. Voy a hacer un pan para mi hijo y yo, y después
                    nos moriremos de hambre".
                    Elías le dijo: "Haga un pan para mí, y ya verá que la harina no se le acabará en su artesa, ni el
                    aceite en su vasija, hasta el día en que vuelva a llover sobre la tierra". La mujer
                    hizo lo que el profeta le mandaba, y sucedió como le había anunciado: ni la harina se acabó en su
                    artesa, ni el aceite se disminuyó en su vasija, durante todos esos meses de escasez.
                    Y así pudo alimentar a su hijo y al profeta. 
                    El primer caso de un resucitado, que se narra en la S. Biblia, sucedió en tiempos del profeta Elías.
                    El hijo de la viuda que lo hospedaba se enfermó gravemente y se murió. La
                    pobre mujer desconsolada le reclamó al profeta el por qué le tenía que suceder a ella tan grande
                    desgracia. Elías se dedicó a rezar con toda fe junto al cadáver del niño y Dios
                    resucitó al muerto. La madre del jovencito, al ver a su hijo vivo otra vez, exclamó: "Ahora sé que
                    eres un hombre de Dios y que en verdad Yahvé habla por tus labios".
                    Elías hizo que el rey Acab reuniera a todo el pueblo de Israel, junto al Monte Carmelo y también a
                    los 450 profetas del falso dios Baal. Y estando todos allí reunidos les hizo
                    este desafío: "Vamos a poner dos altares. En el uno estarán los sacerdotes de Baal. Y en el otro
                    estaré yo en nombre de Yahvé. Y ellos invocarán a Baal para que envíe fuego del
                    cielo y queme sus ofrendas. Y yo invocaré a Yahvé. Y el que responda, ese es el verdadero Dios. Y
                    descendió fuego del cielo y consumió todo el sacrificio que él había colocado
                    en el altar (y eso que el profeta había hecho inundar con mucha agua todos los alrededores de su
                    altar, para que no fuera fácil allí quemar nada). El pueblo emocionado ante este
                    milagro, acabó con todos los sacerdotes del falso dios Baal. 
                    Cuando la malvada reina Jezabel supo que habían acabado con los sacerdotes de su falso dios Baal,
                    dio orden de que asesinara a Elías. Y este tuvo que salir huyendo por el desierto,
                    para salvar la vida. Y le sucedió que entonces tuvo una gran depresión de ánimo y deseó morirse.
                    Pero Dios le envió un ángel que le trajo un pan y una jarra de agua, y con
                    este alimento tuvo fuerzas para andar 40 días por el desierto hasta llegar al Monte Horeb o Sinaí y
                    esconderse allí. 
                    Y estando allí en el Monte Santo sintió que Dios se le iba a aparecer. Y llegó un violento huracán,
                    pero allí no iba Dios. Y sucedió un espantoso terremoto, pero ahí no estaba
                    Dios. Y vino un fuego devorador, y allí tampoco llegaba Dios. En seguida sintió una suave brisa, y
                    ahí sí venía Dios. Y el Señor mandó a Elías que volviera otra vez a Israel y
                    que consagrara a Eliseo como su sucesor, y a Jehú como nuevo rey. Y desde aquella aparición,
                    aprendió el gran profeta a no ser violento (como el huracán) ni duro (como el terremoto)
                    ni asustador (como el fuego) sino suave y amable (como la brisa). 
                    El rey Acab deseaba conseguir una finca que le agradaba, pero Nabot, su dueño, no se la quería
                    vender porque era la herencia muy amada de sus padres. Entonces la reina Jezabel
                    hizo asesinar a Nabot y el rey se apoderó de la finca. Elías se presentó y le anunció que por haber
                    cometido semejante crimen, todos los hijos varones del rey Acab serían asesinados,
                    y que a Jezabel se la comerían los perros. 
                    Acab se asustó mucho y empezó a hacer penitencia. Entonces Dios le avisó a Elías que por esas
                    demostraciones de arrepentimiento, los castigos no llegarían sino cuando el rey
                    ya se hubiera muerto. Y así sucedió. Muerto Acab, fue nombrado rey un general llamado Jehú el cual
                    hizo asesinar a todos los hijos del difunto rey, y mandó echar desde un
                    balcón hasta el piso de la calle a Jezabel, y allí la devoraron los perros. 
                    El profeta nombró como su sucesor aEliseo y fue avisado por Dios de que iba a ser llevado al cielo.
                    En compañía de Eliseo llegó al río Jordán y lo tocó con su manto, y el río
                    se abrió en dos y pasaron al otro lado sin mojarse los pies. 
                    Eliseo le pidió como último favor: "Que me pase a mí lo más importante de tu espíritu" (de tus
                    poderes y de tus cualidades). Elías le dijo: "Si me ves cuando suba al cielo se te
                    concederá lo que has pedido". 
                    Y llegó un carro de fuego y se llevó a Elías al cielo. Eliseo lo vio mientras subía por las nubes, y
                    se le transmitieron a él las cualidades y los poderes de Elías, y empezó a hacer milagros. 
                    Retrato bíblico 
                    Es imposible intentar encerrar en cuatro páginas la personalidad y obra de este gran Profeta. 
                    Leyendo las pocas páginas que nos hablan de él: 1 Reyes, cap. 17-19,21, y 2 Re 1-2, podemos intentar
                    descubrir sus rasgos principales. He aquí algunos: 
                    El hombre ante Dios: Aparece con frecuencia la expresión "el Señor a quien sirvo" o "ante el que
                    estoy"; Elías no comparte con nadie su culto y quiere que el pueblo haga lo
                    mismo. 
                    Llevado por el Espíritu: Ved la respuesta tan sabrosa de Abdías en 1 Reyes 18,12. De ahí es de donde
                    procede la fuerza del alma de Elías y de su libertad interior. 
                    Su fe sin divisiones: Cuando el sacrificio del Carmelo (1 Re 18), intenta forzar al pueblo a elegir
                    entre el Dios vivo, personal, que interviene en la historia, y las fuerzas naturales
                    divinizadas, los baales. Como nosotros, Elías cree sin ver; porque Dios se lo pide, anuncia la
                    llegada de la lluvia..., pero sin verla venir (1 Re 18,41 s). 
                    Su intimidad son Dios: Su visión de Dios (1 Re 19), como la de Moisés (Ex 33,18s), es el modelo de
                    la vida mística: es todo lo más que se le concede ver al hombre. Pero Elías
                    sigue siendo un hombre como nosotros, desalentado, miedoso (19,ls). El versículo 19,12 debe
                    traducirse: "Se oyó el ruido de un silencio": Dios no está en las fuerzas de la naturaleza
                    divinizadas, sino que es el Dios oculto. En su oración -lo mismo que Moisés-Elías no cae en
                    efusiones místicas, sino que habla a Dios de su misión. 
                    De ensorde los pobres: Ante el rey y los poderosos, defiende al pobre (1 Re 21). 
                    Su universalismo:Como cree en Dios sin divisiones y se deja conducir por el Espíritu, es libre para
                    tratar con los paganos (1 Re 17); pero también a la mujer pagana le pide una
                    fe incondicional (17, 13). 
                    Las llorecillas de Elías (2 Re 1): Este relato popular, lo mismo que presentarán luego a Eliseo,
                    contribuirá, por desgracia, a hacer de Elías un personaje justiciero que pide el
                    fuego del cielo contra los pecadores. 
                    La ascensi6nde Elías (2 Re 2). Como no se conocía su tumba, se llegó a pensar seguramente que había
                    sido llevado junto a Dios. Lucas se inspirará en este texto para su relato
                    de la ascensión de Jesús (Hech 1,6-11); Eliseo, que ve a Elías en su ascensión, recibirá su espíritu
                    para continuar su misión, lo mismo que los discípulos recibirán el Espíritu de
                    Jesús por haberlo visto elevarse. 
                    Retrato hecho por los hombres 
                    Nos limitamos al que nos pintan dos célebres carmelitas: 
                    EL ILUSTRE HISTORIADOR JUAN BTA. LEZANA (+1659) ESCRIBIÓ ESTE MAGNIFICO EPITAFIO: 
                    "Elogio para fiar a la puerta del paraíso terrenal: 
                    Aquí vive,oh mortal aquel celeste celador de la honra divina. Elías es de doble espíritu, perfecto
                    en la pureza, rico en virtudes, pobrisimo en bienes terrenos, gran amigo de Dios,
                    enemigo del diablo, amable con los buenos, terrible para los impíos, nacido antes de Cristo,
                    conversó con Cristo, reservado después de Cristo contra el Anticristo; Patriarca
                    eximio. Profeta celebérrimo. Sacerdote grande, Monje, Padre de los Monjes, siempre casto, Fénix
                    singular. 
                    De Cristo futuro apóstol. Mártir, Precursor, Capitán, valiente defensor, heraldo de la verdad,
                    ardientemente reilgioso, maduro sin quebranto, anciano sin vejez, mortal sin morir,
                    nutrido sin alimento, de una longevidad sin achaques y - icosa admirable!- de una vida santísima que
                    no se ha de extinguir hasta la consumación de los siglos.
                    Quien flageló a los tiranos, dio muerte a los sacrílegos, cerró con su palabra las nubes y tornólas
                    a abrir, ungió Reyes e instituyó Profetas defensores; por los ángeles fue anunciado
                    su nacimiento, allmentado en Carit, saludado en Horeb, donde, en medio de fragorosa tempestad y
                    conmoción de los montes, cubriéndose con su palio el rostro, vio en cuanto
                    era capaz, a Dios, el cual se le manifestó en el suave céfiro..." 
                    EL VENERABLE MARIÓLOGO ARNOLDO BOSTIO (+1499) LO LLAMÓ: 
                    "Varón Evangélico antes del Evangello, Apostólico antes del tiempo de los Apóstoles, despreciador
                    del mundo y de todas las cosas perecederas, apasionado seguidor de lo
                    eterno, primer Virgen, Monje y Eremita, resplandor de costumbres, regla de virtudes, heraldo de la
                    Virgen sagrada. Que con la instftución de la virginal castidad antecedió por
                    mucho tiempo al Cordero sin mancha a donde quiera que hubiera de ir..."Elías y el Carmelo 
                    Un grupo de cozados llegados a Palestina a mediados del siglo XII, viendo la maravillosa topografía
                    del Monte Carmelo, tan apto para la contemplación, decidieron quedarse
                    allí y se entregaron sin reservas a imitar la vida del Profeta de Fuego, tal como la describían los
                    libros de los Reyes, a base de la tradición monástica. El lugar les ayudaba a "fabricar
                    la miel dulcísima de la contemplación". 
                    Supuesto el vinculo entre Elías y el Carmelo, entre Elias y la vida religiosa, fijado por los Padres
                    Griegos y Latinos, no es de extraflar que aquellos a quienes ya Santiago de
                    Vitry había designado como "imitadores del santo varón y solitario Elías profeta", en el Monte
                    Carmelo..., cerca de la fuente apellidada de Elías, en laRubríca Prima de las Constituciones
                    afirman su descendencia de los Padres tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, quienes desde el
                    tiempo de Elías y de Eliseo habían habitado en el Monte Carmelo
                    "para la contemplación de las cosas celestiales". 
                    A pesar de ello, los carmelitas nunca se llamaron elianos, pues tomarán el nombre, como tantas otras
                    Ordenes, no del Fundador, sino del lugar donde nacen.
                    Elias será para aquellos cozados que se reúnen en el Monte Carmelo la regla viva, que se propondrán
                    imitar. Para ellos éste será el padre que les infundirá su espíritu:Carmelitarum
                    Dux et Pater. 
                    Para estos primeros carmelitas, la cosa fue fácil: deseaban imitar a aquel hombre extraordinario,
                    tal como lo presentabá la Sagrada Escritura y porque los Padres lo habían visto
                    como el prototipo del monacato. 
                    Así de sencillo es el origen delPatríarcado ellano sobre el Carmelo. 
                    Hoy, la así llamada "Cuestión eliana"sobre la sucesión heriditaria o entronque de los carmelitas de
                    hoy con el Profeta Elías, que vive 900 años antes de Cristo, es una cuestión
                    zanjada y, por lo tanto, así admitida: Elías es el Padre Espiritual o el Inspirador del Carmelo. Así
                    lo ha escrito el P. R. García Villoslada, S.J.: 
                    "Pero debemos anadirque no sin fundamento llaman su Padre a Elías, porque los fundadores y después
                    todos los carmeiltas miraron siempre a aquel Profeta como a modelo y
                    ejemplar, e inspirados en él, modelaron sus reglas y constituciones. Moralmente, pues, ha influido
                    el Profeta Elías en la Orden Carmelitana casi tanto como San Agustín en los
                    diversos Institutos que llevan su nombre, y se glorían de tenerle por Padre".Elías, Padre espiritual
                    del Carmelo 
                    "Elías, aunque no sea él quien les haya dado una Regla escrita, con todo ha sido el ejemplo y el
                    modelo de la santa vida de los carmelitas". Así escribió el célebre humanista benedictino,
                    el Abad Juan Tritemio (+1516). 
                    A esta afirmación de un extraño a la Orden baste añadir un hecho: Entre las estatuas de los
                    fundadores de las Ordenes Religiosas que aparecen en la Basílica de San Pedro en
                    Roma, está también la magnífica e impresionante del profeta Elias, con la siguiente inscripción,
                    escrita por el mismo Papa Benedicto XIIIel....6.1725: "Universus Ordo Carmelitarum
                    Fundatori suo Santo Eliae Prophetae erexit 1725. (La Orden entera de los Carmelitas, a su Santo
                    Fundador, Elías, Profeta, la erigió el año 1725"). 
                    El entonces Procurador General de la Orden, Eliseo Monsignani, lleno de alegría, cursó a los
                    Provinciales esta comunicación: "Ha llegado el tiempo en que, aun cuando los carmelitas
                    callen, las piedras y los mármoles hablarán y dirán que el profeta Elías es el Padre y Fundador de
                    los carmelitas". 
                    ¿De dónde arranca esta paternidad eliana? 
                    El historiador de la primera mitad del siglo XIII,Jaime de Vitry, dice: "A ejemplo e imitación del
                    santo y solitario varón Elías profeta, muchos anacoretas se retiraron en el Monte
                    Carmelo..." 
                    En virtud de esta tradición y de esta historia del patriarcado eliano los carmelitas deben procurar
                    ajustar su vida a la de él. Fue éste el testamento que según la tradición dejó San
                    Brocardo, Superior General del Carmelo, a los moradores de aquella Santa Montaña antes de expirar:
                    "Ajustad vuestra vida a la vida ejemplar de la Bienaventurada Virgen Maria
                    y de nuestro fundador, el Santo Profeta Elías". 
                    El ha de ser para nosotros el espejo en el que a diario debemos miramos, como lo hacia San Antonio.
                    Es lo que afirma el Bto. Juan Soreth (+1471) en su Exposición de la Regla:
                    "Nosotros somos los Hijos de los Profetas, no según la carne, sino por la imitación de sus obras. El
                    Redendor decía a los judíos que se gloriaban de proceder de Abrahán: "Haced
                    las obras de Abrahán". Así hoy se debe decir a los carmelitas: "Haced las obras de Elías". 
                    Así nos presenta a Elías el libro más importante de la espiritualidad Carmelitana después de la
                    Regla, la Institución, como ejemplo a imitar.
                    He aquí un hecho básico e indiscutible: La conciencia moral eliana del Carmelo, su procedencia
                    eliana en cuanto a la concepción contemplativa y apostólica de la vida religiosa.
                    Esto afirmaba el célebre Tomás Waldense, cuando deseaba que fuera para los carmelitas N. P. 5. Elías
                    "unafuente de vida espiritual, un ideal que incita a la imitación y estimula
                    al celo por el Dios de los ejércitos, de modo que, la vida espiritual del Carmelo halle en él,
                    Elías, su especificación y su inspiración".Su espiritualidad y su mensaje
                    En cuanto precede ya va implícita y explícita suespiritualidad y su mensaje para el hombre de hoy,
                    que no puede ser más actualísimo.
                    Todo él se resume en su doble espíritu, que siempre enarboló el Carmelo como fundamento de su
                    espiritualidad:
                    Este era su lema en doble vertiente:
                    a)Vida contemplativa, intimidad divina: "Vive el Señor, en cuya presencia yo vivo, yo estoy" (1 Re
                    17,1).
                    b)Vida apostólica, celo por la gloria de Dios y la justicia: "Me abraso de celo por el Señor, Dios
                    de los ejércitos" (1 Re 19,10).
                    Elías Profeta es el CANTOR incansable del Dios vivo.
                    Si a este doble espíritu se le añade el amor tierno y filial a MARIA- a la que según la tradición él
                    viera prefigurada en la célebre Nubecilla (1 Re 19, 44)- ya está completo el CARISMA
                    DEL CARMELO.
                    Nos recordaba el papa Juan Pablo IIel 24.9.1983:
                    "Vuestro carisma hunde sus raíces en el Antiguo Testamento y se centra en torno a la grandiosa
                    figura del Profeta Elías, el Profeta del Nuevo testamento.
                    El fue un hombre de Dios, Maestro testigo de oración. Como hijo del pueblo, es un ejemplo a seguir
                    por vosotros de cómo tenéis que preocuparos de las necesidades del prójimo.
                    Ello quiere decir que vosotros debéis ser hombres de Dios,testigos de la transcendencia divina,
                    apóstoles de la Divina economía."
                    Resumiendo:
                    que prediquemos y vivamos al Dios único y verdadero.
                    que demos muerte a los muchos ídolos que nos rodean.
                    que vivamos siempre en la presencia del Señor.
                    que contemplemos a Maria y tratemos de imitarla.
                    Su oración
                    Dios todopoderoso y eterno, que concediste a tu Profeta Elías, nuestro Padre, vivir en tu presencia
                    y arder por el celo de tu gloria, concédenos buscar siempre tu rostro y ser en
                    el mundo testigos de tu amor. Amén.
                
                Fuente: www.santopedia.com/ 
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