De pronto Marta se detiene un poco en sus faenas y acercándose a Jesús le dice con toda confianza:
                    "Señor, ¿cómo te parece que mi hermana me haya dejado a mí sola con todo
                    el oficio de la casa? Por qué no le dices que me ayude un poco en esta tarea?". 
                    Y Jesús con una suave sonrisa y tono bondadoso le responde: "Marta, Marta, te afanas y te preocupas
                    por muchas cosas. Sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor
                    parte, la que no le será quitada". Marta entendió la lección y arremangándose el delantal, se sentó
                    también allí en el suelo para escuchar las divinas instrucciones del Salvador.
                    Ahora sabía que todos los afanes materiales no valen tanto como escuchar las enseñanzas que vienen
                    del cielo y aprender a conseguir la eterna salvación.
                    Narra San Juan en el capítulo 11 "Sucedió que un día Lázaro se enfermó, se agravó y empezó a dar
                    señales muy graves de que se iba a morir. Y Jesús estaba lejos. Las dos hermanas
                    le enviaron un empleado con este sencillo mensaje: Señor aquel que tú amas, está enfermo. Que bello
                    modo de comunicarle la noticia. Sabemos que lo amas, y si lo amas
                    lo vas a ayudar.
                    Pero Jesús (que estaba al otro lado del Jordán) no se movió de donde estaba. Un nuevo mensajero y
                    Jesús no viene. A los apóstoles les dice: "Esta enfermedad será para gloria
                    de Dios". Y luego les añade: "Lázaro nuestro amigo ha muerto. Y me alegro de que esto haya sucedido
                    sin que yo hubiera estado allí, proque ahora váis a creer".
                    A los cuatro días de muerto Lázaro, dispuso Jesús dirigirse hacia Betania, la casa estaba llena de
                    amigos y conocidos que habían llegado a dar el pésame a las dos hermanas. Tan
                    pronto Marta supo que Jesús venía, salió a su encuentro y le dijo: Oh Señor, si hubieras estado aquí
                    no habría muerto mi hermano; pero aún ahora yo sé que cuánto pidas a Dios
                    te lo concederá.
                    Jesús le dice: "Tu hermano resucitará".
                    Marta le contesta: Ya sé que resucitará el último día en la resurrección de los muertos.
                    Jesús añadió: Yo soy la resurreción y la vida. Todo el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá
                    ¿Crees esto?
                    Marta respondió: Sí Señor; yo creo que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al
                    mundo.
                    Maravillosa profesión de fe hecha por esta santa mujer. Dichosa Marta que hizo decir a Jesús
                    verdades tan formidables.
                    Jesús dijo: "¿Dónde lo han colocado?" Y viendo llorar a Marta y a sus acompañantes, Jesús también
                    empezó a llorar. Y las gentes comentaban: "Mirad cómo lo amaba".
                    Y fue al sepulcro que era una cueva con una piedra en la entrada. Dijo Jesús: "Quiten la piedra". Le
                    responde Marta: "Señor ya huele mal porque hace cuatro días que está enterrado".
                    Le dice Jesús "¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?". Quitaron la piedra y Jesús
                    dijo en voz alta: "Lázaro ven afuera". Y el muerto salió, llevando el suadrio
                    y las vendas de sus manos.
                
                Fuente: www.santopedia.com/ 
                    https://www.aciprensa.com/